Dios no le diseñó para vivir preocupado y ansioso. En su Sermón del Monte, Jesús enseñó a la muchedumbre:
«No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? ... no os afanéis por el día de mañana» (Mt 6.31, 34).
En algún punto, todos nos hemos afanado por los aspectos básicos de la vida. La mayoría de nuestras ansiedades se relacionan con cuestiones fundamentales como dónde vamos a vivir, qué vamos a comer, qué ropa nos vamos a poner, qué amigos vamos a tener, y qué piensan de nosotros los demás. En todos estos asuntos, el factor determinante es nuestra fe y nuestra confianza en Dios. ¿Creemos realmente que Él hará lo que ha prometido hacer en su Palabra?
Si da por Sentado que usted es quien está a cargo de su vida, batallará con la ansiedad y el temor. En cambio, si entiende los caminos del Señor, sabrá que Él está a cargo y que el Dios soberano del universo cuida de usted. Si se preocupa y duda de la bondad de Dios, jamás tendrá la paz que Él quiere que usted experimente. ¿Dedica algún tiempo para reconocerlo como su Proveedor? Su respuesta tiene todo lo que se necesita para saber sobre su nivel de ansiedad.
¿Alguna vez ha visto a un ratón corriendo dentro de una esfera de plástico?
Si corre más rápido la rueda da más vueltas, pero el ratón no avanza ni un milímetro. Al pobre animal ni siquiera se le ocurre salirse de la rueda. Esto es exactamente lo mismo que la ansiedad le produce a usted. A medida Que su mente se llena de temores, usted empieza a correr más rápido, redoblando sus esfuerzos para cumplir las exigencias de los demás o para prevenir un desastre incierto. Pero usted jamás tendrá control completo sobre sus circunstancias porque Dios es el único que realmente está en control de todo.
Existe una sola manera de salirse de la rueda del temor, y es reconocer la capacidad del Señor para encargarse de todas y cada una de sus necesidades. Dios le creó. Él conoce sus necesidades y los deseos más profundos de su corazón (Sal 37.4). Él anhela que usted ponga fin al ciclo de la ansiedad y lo deje guiarle (Mt 11.28). Primera Pedro 5.6, 7 dice: «Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros». La palabra «echar» corresponde al verbo griego usado en Lucas 19.35, donde los dos discípulos enviados echaron sus mantos sobre un pollino para que Jesús lo montara. La raíz de este verbo describe el movimiento brusco de soltar algo y a la misma vez descargarlo.
Jesús quiere que usted le entregue todas sus ansiedades y preocupaciones, y que las descargue en El Usted depende de Él para la vida misma, y lo reconoce al decir: «Aquí tienes, Jesús. Toma mis problemas. ¡Tú tienes las respuestas! Confío en que me mostrarás qué hacer y te encargarás de las consecuencias».
Fuente del Texto: Biblia Principios de Vida, Dr. Charles Stanley
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